"De las seis criaturas enviadas por Andra y Orseis, las más sabias y nobles eran los dragones. Y se dividían en dragones dorados y dragones negros.
»Los dragones dorados eran alargados, con una cresta de curvadas púas que los recorrían desde el cuello hasta la cola. Carecían de alas y surcaban el cielo con sinuosos movimientos de
serpiente. Aunque sus escamas eran doradas, según les diera la luz, reflejaban todos los colores cálidos.
»Los dragones negros eran corpulentos, más grandes que los dorados y tenían una poderosa cola cubierta por una hilera de púas que la cruzaba de arriba abajo. Poseían enormes alas para volar y sus escamas reflejaban los colores fríos, haciéndolos a la vez hermosos y terribles.
»De las otras razas enviadas por los dioses, las más cercanas a ellos fueron los Hijos de la Luz y los Hijos del Abismo, a los que también se llamó Hijos de los Dioses. Ambos eran como los humanos comunes, pero gozaban de una larga vida. Además, poseían el don de convertirse, a voluntad, en fantásticas criaturas.
Los Hijos de la Luz podían tomar la forma de grandes pájaros dorados. Parecían águilas, pero mucho más grandes y majestuosas. Estos seres reflejaban en su mirada todo su brillo interior y fueron llamados tilrei, “mirada brillante”.
»Los Hijos del Abismo se podían transformar en oscuras criaturas. Eran similares a los lobos, pero mucho más grandes y fieros. Su mirada reflejaba la oscuridad de su alma y se dice que
ningún humano puede soportar la mirada de un Hijo del Abismo. Por eso se llamaron sharei, “mirada oscura”.
»Las otras razas enviadas por Andra y Orseis fueron los Hombres Oscuros y los Siervos del Sol. Los Hombres Oscuros eran fuertes, inigualables en el manejo de las armas. Tenían carácter altivo, pero eran nobles y equitativos a la hora de impartir justicia. Su piedad y su compasión les hicieron ser admirados hasta por sus enemigos.
»Los Siervos del Sol eran los sacerdotes de los dioses. Conocían los secretos de la astronomía y la curación, y eran ellos
los que custodiaban la historia de Ekalessa en sus bibliotecas y monasterios. No obstante, también fueron guerreros aventajados en la batalla... "
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