domingo, 8 de mayo de 2022

Inicio de Ekalessa

¿Sientes curiosidad por el libro pero no sabes si te gustará? ¿Eres de los que les gusta ojear las primeras páginas?

Aquí te traemos el principio de Ekalessa, para que puedas leer un poco 😊

¡Esperamos que os guste! Y si queréis leer más, recordad que en esta entrada tenéis todas las direcciones para haceros con el libro 😉: 

https://ekalessa.blogspot.com/2022/02/enlaces-y-librerias-donde-adquirir.html


                                                               

                                                                    CAPÍTULO I


Los últimos rayos de sol entraban por los amplios ventanales de la biblioteca. No había monjes allí, sólo silencio. 

Las bóvedas de arista se sustentaban sobre pilares compuestos de motivos vegetales, y los arcos lancetados contribuían a aumentar la sensación de altura. Vidrieras de transparente cristal adornaban los ventanales con motivos geométricos y las múltiples estanterías convertían a la gran sala en un laberinto de códices y pergaminos.

La campana del templo sacó a Irinius de sus pensamientos. El joven monje cerró el códice que leía y se dispuso a colocarlo en su sitio.

Era de estatura mediana y, pese a ser monje, no tenía mala forma física, probablemente, debido a su juventud. Tenía los ojos azules y el pelo rubio oscuro, un poco más largo de lo que establecía la orden debido a lo despistado que era. Vestía con los característicos hábitos de los Genaros: camisa azul oscura de anchas mangas y sobrevesta gris hasta las rodillas, con el símbolo de los Siervos del Sol bordado en el pecho, y sujeta por un cinturón de cuero. Terminaban el conjunto unas raídas botas marrones.

Sus pasos resonaron en la sala cuando se acercó a la estantería. Situó el códice en su lugar, pero, cuando ya se disponía a irse, vio que otro de los libros no debía estar en ese estante. Lo sacó de donde estaba negando con la cabeza. «¿Es que nunca van a dejar los libros en su sitio?» Caminó hacia uno de los extremos de la sala, buscando el lugar correcto. Lo descubrió en la pared norte, la zona más antigua de la biblioteca. Se subió a una escalera para dejar el libro, pero, cuando llegó al final, resbaló. Intentó agarrase a lo alto de la estantería, sin ver dónde ponía las manos, con tan mala suerte que en lo alto había unos viejos pergaminos que impidieron que el monje se aferrara. Irinius cayó al suelo con un golpe sordo, al tiempo que los pergaminos planeaban hasta él.

Cuando se recuperó de la caída, comprobó que los papeles inundaban el pasillo. Se levantó con un suspiro de resignación y comenzó a recogerlos. No se fijó en su contenido hasta que tropezó con un documento con extraños caracteres. Con sorpresa, descubrió que se trataba de la lengua de los dragones. Lo cogió con cuidado debido a su antigüedad y lo observó con detenimiento.

En algunos márgenes y sobre algunas líneas había inscripciones en la lengua de los Hijos de la Luz. Las ojeó con interés, intentando recordar algún símbolo.

De nuevo sonó la campana. Irinius guardó todas las hojas salvo la escrita en la lengua de los dragones. «Veamos si soy capaz de traducir algo.»  


                         * * *


FIN CONTRATO CON M DE MUJER

                    ANUNCIO: FIN DE CONTRATO CON M DE MUJER  Después de los dos años establecidos en el contrato con la Editorial Con M de M...